lunes, 1 de agosto de 2011

LAS CAMPAÑAS INFINITAS Y LOS IMPUESTOS

Una idea para cobrarle a los legisladores lo que no hacen a favor del pueblo
SANTO DOMINGO Para eso son legisladores, para legislar. Y claro que legislan a favor suyo. El festín de los impuestos bien podría serle endosado a ellos y no al pueblo, si fuese Fuenteovejuna quien en verdad mandara. Y si no, saquen cuentas.
En apenas 15 días, el 16 de agosto, nuestros legisladores actuales habrán consumido 1 año en sus curules, de los seis que se les regalaron. A estas alturas, un año después, quien desande el país puede ver en cualesquiera de las carreteras y autopistas del país, los carteles de las campañas que pasaron… hace un año. Antes de ser elegidos, nuestros bienaventurados diputados y senadores, tuvieron esos y otros muchos carteles todo un año colgando. O sea llevamos la friolera de 730 días con esas caritas y esos brillantes mensajes en los cuales nos indican que ellos son los elegidos, colgando en nuestras memorias y en los postes de la luz, vallas, cercas, muros, etc.
Si los candidatos y luego electos o no, tuviesen que pagar por todo ese tiempo de influencia en nuestras mentes (pesadillas a veces) no sería necesario subir o crear nuevos impuestos.
Tomemos de conejillos de Indias a los 183 diputados y 32 senadores electos, en total 215 personas. Supongamos que cada uno de ellos tuviese que pagar de su bolsillo (no de lo que le damos) a razón de 10 mil pesos diarios por cada uno de los carteles colgados, haría 2 millones 150 mil pesos en total. Esto multiplicado por los 730 días daría 1mil 569 millones 500 000 mil pesos. Pero esto es por un solo cartel. Tomemos como mínimo que cada uno de ellos colgó unos 100 carteles. Menos de ahí imposible. Esto daría la astronómica cifra de 156 mil 950 millones de pesos.
Con los ajustes fiscales se pretende recaudar unos 12 mil millones de pesos. Esta cifra salida de las campañas políticas, bastaría para bajar los impuestos y dedicar el 4% del PIB a la educación, por ejemplo. Muchos me llamarán iluso, imbécil, oportunista y hasta mala persona. Pero el regalo va justamente para ellos, los legisladores. Piensen bien y no sigan tensando la cuerda. O descuelgan sus carteles de campañas infinitas -con retoques de photoshop donde algunos ni con estos retoques logran verse bellos e inteligentes-, o Fuenteovejuna, señor, les cobrará a ustedes los impuestos.