martes, 19 de abril de 2011

EL VIEJO LEÓN




El viejo león es un cascarrabias.

Cejijunto y enclenque pasa horas desde la sombra

observando los cachorros.

Casi todo el tiempo lo pasa dormitando su sabiduría

ocupado en soñarse joven y fuerte

irresistible ante las leonas, envidiado

por los otros de su especie, admirado

por todos los animales de la selva,

orgullo del río y la montaña, de la pradera

y las lluvias, de los relámpagos y los árboles.

Entonces sus dientes lanzaban destellos

al mismísimo sol y gracias a su energía

le era dado atrapar gacelas y luceros

y con una sola mirada congelar

todo movimiento de animal, hoja o nube.

Ahora duelen los huesos, la melena es rala

y los ojos nublados. Las garras evidencian

el paso de los años. Pero cuando escala

la más alta de las rocas, ruge con todo el aire

de sus pulmones y se puede escuchar hasta

más allá de donde alcanza a ver.

Apacigua, pues, sus pesadillas, ronca levemente

y de cuando en cuando abre un ojo a hurtadillas:

para que sepan que sigue siendo el rey de la selva.

(9 de julio del 2001)

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