jueves, 19 de mayo de 2011

LE HAVRE, LA VENGANZA DE AKI

Aki, con su eterno cigarrillo, entre sus actores
CANNES, FRANCIA. El finlandés Aki Kaurismäki buscó a André Wilms, Kati Outinen, Jean-Pierre Darroussin y Miguel Blodin, para rodar su segunda película en Francia: Le Havre, una conmovedora historia que tiene que ver con algo bastante insólito, sobre todo en Europa, la solidaridad.
Dueño de un sentido del humor muy particular, Kaurismäki acaba de conquistar Cannes, y llevarse los aplausos más sonoros y las críticas más unánimes. Aunque es difícil que se alce con la Palma de Oro, por aquello de que es una comedia.
Divertida, ingeniosa, llena de vida, la película es una crítica a las políticas de inmigración europeas que tantas vidas ponen en peligro diariamente y aboga por una mirada más solidaria hacia los que llegan hambrientos e indefensos al primer mundo.
Hay que reconocerle a Aki Kaurismäki la justa balanza con que arma el escenario en los que desplaza a sus personajes; la atmósfera que es capaz de crear en pantalla y la capacidad para delinear personajes llenos de vida.
Un ex escritor convertido en limpiabotas, una esposa enferma y un niño africano (emigrante ilegal), conforman los roles alrededor de los cuales se levanta la arquitecura de Le Havre.

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